
Fuente: Flickr. Crossover, por José María Ríos Valiente
La relación de los adolescentes con su cuerpo es una relación complicada. En la adolescencia, más que nunca, el cuerpo se expresa. Nos encontramos en una etapa en la que las chicas y chicos asisten a una explosión de emociones, y la vinculación de esas emociones con su cuerpo y su apariencia física van a ser fundamentales para el desarrollo de su personalidad, de la forma en que se relacionan con los demás, de sus hábitos de salud y de su capacidad de aprendizaje.
En esta etapa es habitual que nuestros estudiantes experimenten cierto malestar. Durante sus años de instituto, chicas y chicos viven grandes cambios en su cuerpo y en la manera de sentir y, si esto no se aborda correctamente, si no saben asimilarlo y no sabemos ayudarlos, una mala interiorización de estos cambios puede derivar en actitudes violentas o patológicas hacia el cuerpo.
En un contexto social en el que se confunde cuerpo y persona con apariencia, los esfuerzos de los adolescentes por agradar y ser aceptados se centran fundamentalmente del cuerpo. Como el cuerpo es presencia social, la percepción que tenemos de éste (todos y en especial los adolescentes) está mediatizada por la imagen especular que nos devuelve el entorno. Por ello, es importante que en los centros de secundaria se invierta tiempo en trabajar la educación para la salud, reforzando el autoconcepto positivo del cuerpo y la personalidad de los estudiantes y haciéndoles entender que, aunque el cuerpo es la superficie en la que las emociones se expresan en última instancia, la mayoría de las veces el origen de la insatisfacción se encuentra en un plano mucho más profundo.
A la hora de trabajar el autoconcepto positivo y el refuerzo de la autoestima en el plano físico, son muy útiles les actividades deportivas que llevan a los estudiantes a asumir y a superar retos. Superarlos les ayuda a sentirse seguros en su personal valía y no superarlos, en otros casos, también es un ejercicio positivo para aprender a desarrollar la tolerancia a la frustración. Es por todo esto que, en un contexto educativo en el que la secundaria se orienta a la maduración intelectual de los estudiantes en un plano fundamentalmente teórico, os animamos a dar importancia a sus contradicciones emocionales, al descontento con el cuerpo que habitan, y a la afirmación de su personalidad a través del logro de los retos que se plantean. ¿Habéis contemplado alguna vez un grupo de adolescentes intentando llevar su cuerpo al límite? Es fascinante verlos realizando piruetas con la tabla de skate o ejercicios complicadísimos de break dance; y mucho más decepcionante cuando los vemos llevar su cuerpo al límite a través de otras prácticas, como la ingesta de alcohol descontrolada. No dejan de ser dos caras de la misma moneda: el adolescente, como el niño, valora su personalidad al descubrir que puede ser independiente, que puede tomar decisiones y desarrollar tareas con su propio esfuerzo, al margen de decisiones de padres y escuela, y llevando el aguante de su cuerpo al extremo. La respuesta última de cómo va a experimentar el adolescente esa necesidad de desafiar su cuerpo para afirmar su personalidad la tiene él, pero el entorno que los acompaña tenemos una gran responsabilidad en los condicionantes que le influyen a la hora de tomar esa decisión.
Fuentes consultadas:
SERRANO GONZÁLEZ, Mº Isabel: La relación de los adolescentes con su cuerpo, en el currículo escolar: Lectura crítica desde la Educación para la salud
Promoviendo la aceptaciión saludable de nuestros adolescentes (pdf MSSSI)
*Si queréis trabajar con los alumnos la aceptación del cuerpo, la autoconfianza y la asunción de retos, os proponemos el visionado del siguiente documental, El circo de la mariposa.
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